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Champions League 2023 | Los miércoles de Antonio Sanz: Cómo perder cuando no pasaba nada

Antonio Sanz

Actualizado 14/09/2022 a las 09:37 GMT+2

Mientras desde Francia llega que el Atleti recibe con ánimo renovado la capitulación del Barça en el ‘caso Griezmann’, en Alemania el equipo de Simeone ofrece muestras de esencia cholista repitiendo dejar pasar el tiempo para terminar noqueando como tantas veces. Pero, esta vez recibió de su propia medicina. Cayó cuando arriesgó para ganar.

Resumen Bayer Leverkusen-Atlético: VARados en Alemania (2-0)

El método de Simeone es ya archiconocido, por eso el Bayer Leverkusen supo aguardar su momento para endosar una derrota concluyente a un Atleti que no supo aprovechar la debilidad presentada en este arranque de curso por un conjunto que acumulaba cinco derrotas en siete partidos (cuatro en Bundesliga y otra más en la anterior jornada de Champions). Un equipo con dudas, con fragilidad mental y que optó por entregar el espacio y el balón a los visitantes. Tras una primera parte nivelada, en la segunda las permutas envalentonaron a los locales frente a un adversario que terminó por no saber leer el tramo final del encuentro. Ese espacio temporal que tanto domina el entrenador argentino. El conjunto madrileño acumuló delanteros, el once se partió por el eje y en dos contragolpes se arruinaron las esperanzas de sacar algo positivo de la visita al norte de Alemania. El conjunto del Cholo no se sentía incómodo porque sobre el césped no pasaba nada, porque no sucedían grandes cosas en el partido. Se mostraba dichoso por llegar al sprint final con un 0-0 esperanzador para dar el golpe maestro con uno de los atacantes y así resolver el choque. Sin embargo, esta vez sucedió todo lo contrario.
Simeone no alzó la voz en el análisis del día. Tampoco lo hizo en la previa para concluir que no se siente desprotegido, ni menos querido, ni siquiera menos admirado por la afición, pese a que llama la atención la ausencia, en los últimos dos partidos, del animoso grito de guerra que lo encumbra y que nace desde el fondo sur del graderío y se amplifica al resto del estadio Metropolitano. Las conclusiones del mandamás deportivo se centraron en la queja por la falta de posesión y por la ausencia de contundencia, pero la derrota le obligó a no pasar factura, tal y como sí hizo una jornada antes cuando empezó recordando, en la previa del duelo, cómo recogió los escombros de un equipo que cuando él aterrizó se ubicaba a quince puntos de la clasificación para la Champions. La derrota en Leverkusen debe servir para que aflore que la exigencia propia no ha disminuido, aunque él sienta internamente que la crítica hacia su gestión crece partido a partido. Sigue siendo el rey de la partida, pero el tiempo comienza a desgastar una inmaculada e intocable figura. El reconocimiento popular se mantiene vigente y su acción es constantemente aplaudida por el trabajo realizado. La gran masa mantiene la gracia con el fútbol siderúrgico que conduce al éxito del resultado y más cuando suceden situaciones como la de Leverkusen, que cuando te abres para ganar acabas desnudo en la orilla.
Sucede que en noches como la del Bayer, se repite, tras una larga década, la misma cara en el mismo banquillo, y esa eternidad en el cargo provoca el desgaste que desemboca en alguna que otra grieta entre afición y técnico como cierta ansiedad mutua, la vida bajo presión o el agotamiento de la convivencia. Lo nuevo o lo reciente, tal y como significa el propio técnico, es más querido y termina posicionándote ante lo que verdaderamente importa al aficionado: la victoria. Entretanto, se volvió a hablar de Griezmann. El presidente Cerezo negó la matinal información del diario francés L’Equipe dónde se aludía a una reunión con el Barça para tratar de rebajar el precio de compra del galo. El caso en el césped se mantuvo igual y el delantero, ahora reconvertido en centrocampista, sigue actuando menos de cuarenta y cinco minutos para evitar cumplir la cláusula que lo arrastra a una compra segura por una cantidad pactada que ahora irrita a la propiedad del club rojiblanco. Esta vez, saltó al terreno de juego con el empuje habitual, pero con el desaire de jugar menos de lo que le corresponde por rendimiento en este tramo del campeonato.
El domingo llega el derbi y esa noche el Metropolitano rugirá como en las grandes ocasiones. Simeone y los jugadores volverán a ser aclamados y bendecidos para buscar tres puntos más. El debate que nos ocupa sobre el técnico pasará a otra jornada. Nadie olvida reivindicar su figura, ni nadie desestima los innumerables éxitos cosechados, pero un nivel de crítica mesurado tampoco ensucia a nadie. Y el capitán del barco tampoco debe ser una excepción en este sentido. Pero lo que ha conducido a un mejor Atleti durante esta década ha sido la capacidad de unirse y de hacerse fuerte. Más fuerte será también si consigue solventar de una vez lo que ocurre con Griezmann. Un as en la manga para medirse al eterno rival podría ser la primera titularidad de Antoine, no para desafiar y sí para demostrar que con el francés se mejora y no se tira el tiempo en situaciones dónde se termina cayendo derrotado cuando no se ha escrito nada nuevo de juego y goles sobre la hierba durante noventa minutos.
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