El post del postpartido: Pasillo al campeón

Ese tanto de Luis Suárez, jugada en la que intervinieron sin oposición Busquets, Rakitic y Sergi Roberto, fue la espita que reactivó a los azulgrana para alcanzar un máster en superioridad. Que fue la tercera victoria seguida del Barcelona en el Bernabéu. Que son muchas.

Podrán las fuerzas de propaganda apelar a la ouija o al Brasil de Pelé, al espíritu de Juanito o al Villarato, pero la ventaja de catorce puntos y las sensaciones futbolísticas como la noche y el día aconsejan taparse un poco y pensar que el Madrid esta vez no será el campeón de Liga.

Porque con semejante distancia (once como mínimo contando con victoria en el partido en Leganés de febrero) va ser momento de honrar a los que, también a duras penas, intentan aguantar el paso culé, el Valencia y el Atlético, con ese punto de irregularidad que igualmente recorta sus sueños. El Barça, por si fuera poco, recibirá durante la segunda vuelta a todos ellos, Valencia, Atleti y Madrid, en la Camp Nou. Azulgrana y en botella…

El miedo a perder, pese a estar en el mes de diciembre de una Liga que acabará en mayo, marcó en buena manera el Clásico del Santiago Bernabéu. Y ahí se exhibieron, sobre todo, las miserias de quien tenía que ganar, Zinedine Zidane, con un once en función del rival y sin creatividad. Normal que con un medio del campo de clones, Kroos, Casemiro y Kovacic, al Madrid le faltara algo tan básico como fútbol. E Isco cabreado.

Zidane y Valverde, a los que no les darán el premio a atrevidos del año, salieron a ver. Cientos de millones sobre el campo con la misión de destruir: ‘Demolition men’. El Barça remontó para comerse al oponente al darse cuenta de la tibieza de la propuesta del rival. Y el Madrid solo tiró de testiculina con todo perdido para agobiar a ese muro llamado Ter Stegen. A buenas horas llegaron los cambios de Zidane. Con diez por la roja a Carvajal y 0-2, algo así como un imposible al cuadrado, el francés sacó a los jugones, Asensio y Bale.

Entre un penalti de Carvajal a Piqué, y una roja perdonada a Ramos contra Luis Suárez, el Madrid hasta se libró de una peor con una romería de llegadas de la tropa culé, el oportunismo de otro buen portero como es Keylor (pese al grueso error del 0-3) y a que Messi, atención, estuvo más fuera que dentro. Pero en el ADN de Valverde no está hacer sangre sino ir, partido a partido, a por su primera Liga en Can Barça.