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EUROCOPA 2020 I Divorcio entre España y su afición: Más Azpilicuetas y menos Moratas
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Publicado 22/06/2021 a las 16:10 GMT+2
Los resultados, el juego y la actitud de los futbolistas de España generan una corriente de desarraigo entre afición y selección que preocupa en la Federación. El tono de algunas declaraciones de jugadores tras los empates recuerdan al discurso afrentista de un Luis Enrique que nunca ha empatizado con prensa y afición, y que retrotraen a los tiempos de Javier Clemente.
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Fuente de la imagen: Getty Images
España no gana, pero tampoco pierde. Sin embargo, lo peor no es el resultado que obtenga o la clasificación que acabe alcanzando en esta Eurocopa. Lo más preocupante es que la afición se está desenganchando de esta Selección. Probablemente la culpa no sea de Luis Enrique. O solo de Luis Enrique. El batacazo en el Mundial de 2014 con un relevo generacional que Vicente del Bosque no acometió, o las intrascendentes actuciones posteriores con Julen Lopetegui, Fernando Hierro, Luis Enrique o Robert Moreno en el banquillo, parece que han abierto una corriente de desafección entre la hinchada y la Roja.
El equipo no transmite, no engancha a la grada. La imagen de los jugadores saliendo del hotel camino del autobús sin pararse con los aficionados en Sevilla, y especialmente el indolente juego de un equipo que no transmite alma en los partidos, ha generado este problema que comienza a preocupar mucho en la Federación. Y, por supuesto, la cuerda se tensa por su lado más débil, el selecionador.
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La España de Luis Enrique: Ni enamora ni gana
Autor del vídeo: Eurosport
Luis Enrique no es el entrenador más empático del mundo, pero se está esforzando por ser más agradable de lo que es habitualmente. Sin embargo, su posición desfiante y frontal ante la prensa y las críticas de la afición han calado en un vestuario que ya ha dejado varios mensajes chirriantes en los micrófonos. Morata advirtió tras el empate ante Polonia y las críticas a sus fallos que "opinar en este país es fácil y gratis, que la gente piense lo que quiera". Koke, más veterano y experimentado, advirtió tras el empate con Suecia: "Mucha gente no confía en nosotros y eso nos va a hacer más fuertes". Y Laporte respondía así sobre las críticas a Morata tras el duelo inaugural ante Suecia: "En el próximo partido igual Morata marca tres goles y calla la boca a todos". Mensajes que retrotraen al personal a la época de Clemente, en la que jugadores y técnicos vivían enfrentados a aficionados y, especialmente, a los periodistas.
Ese tono desafiante que hacía mucho que no se escuchaba en la selección, ha regresado de la mano de un Luis Enrique que dejó clara su apuesta ante Polonia en rueda de prensa con un pendenciero: "Morata y diez más". Detrás de su respaldo al delantero, que es lícito y hasta lógico, trasciende un tono afrentista contra la prensa y una afición crítica que ha dedicado sonoras pitas al delantero de la Juventus y al juego de la selección. No al resultado, al juego.
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Resumen España-Suecia: A vueltas con el gol
Autor del vídeo: Eurosport
En medio de este ambiente enrarecido emeregía la figura de Azpilicueta, capitán del Chelsea campeón de la Champions, que dejaba este mensaje en la rueda de prensa de este lunes: "Somos nosotros los que necesitamos dar ese empuje a la afición, es nuestra labor. El aficionado va con muchísimas ganas, quiere sentirse identificado con la selección y siempre que jugamos en nuestro país el apoyo es increíble. Tenemos el miércoles una nueva oportunidad, una ocasión única y tenemos que sacarlo juntos. El equipo siente el ánimo y nosotros les tenemos que dar la fuerza para animar. Esa unión nos tiene que hacer más fuertes".
Esta selección necesita más Azpilicuetas y menos Moratas. Más líderes en el campo y fuera de él que no anden atormentados por su irregularidad en el césped. Se le preguntaba a Luis Enrique quienes son los líderes de este equipo y su respuesta era tan evasiva como reveladora: "La fuerza de esta selección es el grupo. Todos somos líderes". Forma diplomática de decir que no hay líderes. No hay jugadores con carisma con los que se identifique una afición que prefiere ver un partido de la Francia de Mbappé o de la Alemania de Gundogan que sufrir con la intrascendencia de esta España bravucona que ni enamora ni gana.
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