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Historias Eurosport: La noche que liberaron a Quini

Iván Castelló

Publicado 04/09/2018 a las 17:15 GMT+2

España regresa a Wembley, con la disputa de su partido inaugural del nuevo invento Liga de las Naciones, y siempre que lo hace vuelve a la memoria sepia del fútbol la victoria por 1-2 de 1981 que acabó con la maldición en el santuario inglés.

Quini sepia

Fuente de la imagen: Other Agency

De paso, se combinó con la alegría por la liberación del secuestrado Enrique Castro ‘Quini’, fallecido en febrero de este 2018 y que será siempre una de las leyendas del fútbol español.
Porque la victoria en casa de Inglaterra, algo sin precedentes hasta entonces, supuso la mayoría de edad de la selección nacional, la reconciliación del balompié patrio con la normalidad al ser recatado en Zaragoza por la Policía Nacional el secuestrado Quini, quien se pasó 25 días en un zulo de los bajos de un taller de coches en la calle Jerónimo Vicente mientras los delincuentes comunes que lo retenían trataban de cobrar sin éxito en Suiza el rescate finalmente pedido (70 millones de pesetas del 81, 421.000 euros). El delantero había sido secuestrado a punta de pistola el 1 de marzo tras un Barça-Hércules (6-0 y dos de Quini).
Quini no era un jugador más del FC Barcelona. Era la estrella nacional fichado en junio del 80 a golpe de talonario del Sporting de Gijón. Sus goles también le acompañaban en un Barça que caminaba hacia la victoria en una Liga finalmente perdida, la 1980/81, por toda la zozobra que supuso el secuestro (1 punto de 8 posibles en Liga de dos). Pidió sin éxito el club azulgrana la repetición de los partidos de Liga sin Quini cuyo dorsal, el 9, al menos sí le fue permitido no usarlo en el Atlético-Barça del Calderón. Es así, en una época con dorsales del 1 al 11, como Ramírez jugó con el 14 como titular en lugar del asturiano.
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Schuster y Quini con la Copa del Rey.

Fuente de la imagen: Imago

Hasta ese 81, España siempre había perdido en Wembley. Y bien. 4-1 en el 55, 4-2 en el 60 y 2-0 en el 67, todos ellos amistosos pero amistosos de cuando los amistosos (‘hat-trick’ de amistosos) no lo eran sino partidos internacionales de mucha importancia. También en la fase de clasificación para la Eurocopa de 1968: 1-0. Cuatro visitas, cuatro derrotas. La España de antes.
No sería hasta marzo de 1981 cuando llegaría el bautismo de fuego en la casa de los inventores del fútbol. El particular 3-6 de los ´mágicos magiares’ de Hungría 29 años antes, cuando apabullaron en Wembley a los ‘pross’, llegó para España en forma de 1-2 con las dianas de Satrústegui y Zamora por Hoddle para los ingleses, jaleados por 71.000 espectadores en una fría noche.
Fue un mes después del 23-F, el golpe de Estado fallido del teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, y justo durante la liberación de Quini que hasta anunció durante la transmisión televisiva el periodista José Ángel de la Casa. Los internacionales españoles lo supieron en el descanso de Wembley por boca del secretario federativo Julián del Amo, ya fallecido, aunque con el paso del tiempo se supo que algún despistado dijo enterarse en el autobús de vuelta del estadio.
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Keegan y Arconada en Wembley (1981).

Fuente de la imagen: Getty Images

Aquella noche en la capital del Imperio debutaron como internacionales con José Emilio Santamaría de seleccionador jugadores de un notable recorrido posterior con la Roja, Antonio Maceda, Víctor Muñoz y Marcos Alonso. Pero los focos fueron puestos tras el partido en la alegría por la liberación de Quini más que en la histórica victoria.
La Policía lo liberó a las 21:15 horas (el partido en Wembley empezó a las 20:45) tras la confesión de uno de los secuestradores, detenido cuando trataba de volar de Suiza a Francia tras su intento de cobrar en un banco de Ginebra (Crédite Suisse), y llegaba a su domicilio en Barcelona a las 02:30 horas. Pese a la madrugada, hasta 2.000 personas esperaban para aclamarlo aunque fueron momentos más bien dramáticos, con la imagen muy desmejorada del jugador y su esposa Mari Nieves. En el presente habría sido, sin dudas, caldo de cultivo hasta la extenuación de la telebasura.
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Inglaterra-España (1-2 en 1981).

Fuente de la imagen: Getty Images

Otras tres veces después jugó España en el santuario más sagrado del fútbol Mundial. En la Eurocopa de 1996, cuando todavía Wembley era reconocible como el estadio de las dos torres (0-0 y victoria inglesa por penaltis para llegar a las semifinales de la competición). Y en un amistoso en 2015 (derrota por 1-0, gol de Lampard) y en un amistoso de 2016 con el agónico empate final español 2-2 (tantos de Aspas e Isco) tras ir perdiendo 2-0.
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