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Los martes de Elías Israel: El VAR nos está robando el fútbol

Elías Israel

Actualizado 10/05/2021 a las 17:11 GMT+2

La ‘Ley de Murphy’ esperaba a la vuelta de la esquina y la movida que todos vislumbramos, polémico penalti en un área y penalti en la otra en apenas unos segundos, ocurrió en uno de los partidos más determinantes de la temporada.

Zinedine Zidane habla con el árbitro Martínez Munuera tras el Real Madrid-Sevilla de Liga

Fuente de la imagen: Getty Images

Media España piensa hoy que al Real Madrid le hurtaron media Liga señalando la mano de Militao y no el consiguiente penalti a Benzema. No necesitarán bucear demasiado para encontrar jugadas más o menos similares y armarse de razones. Lo dramático del asunto es que si no se hubiese señalado la dichosa mano, la otra media España sería la que pondría el grito en el cielo y tampoco necesitaría bucear demasiado para encontrar jugadas similares no señaladas.
Lo malo es mirar solo la punta del iceberg y no ver, por poner dos ejemplos de esta misma jornada, el escandaloso arbitraje del Villarreal-Celta o la incomprensible expulsión de Raúl Guti en un Elche que se juega la categoría.
Por muchos powerpoint y muchas estadísticas que muestre Velasco Carballo, la realidad es que el criterio del Comité Técnico de Árbitros no existe cuando no lo entienden ni los jugadores, ni los entrenadores, ni los medios de comunicación y, por lo tanto, tampoco los aficionados. El VAR, lejos de aportar una sensación de justicia, no hace más que acrecentar las dudas y las sospechas.
Con todo y con eso, no es lo peor que tiene. Lo peor del VAR es la pérdida de naturalidad en los movimientos de los futbolistas, la pérdida de naturalidad en las decisiones arbitrales que están más pendientes del pinganillo que del juego, la pérdida de naturalidad en el festejo de los goles, que es lo más sagrado que tenía este deporte y una ralentización de los partidos infumable, que hacen los encuentros interminables.
Una frase de cabecera para la vida y, por lo tanto, para el fútbol es que “hay que convivir con el error”. Da igual si es el del delantero, el del portero, el del defensa o el del árbitro. Ese era uno de los pilares fundamentales del fútbol. Las polémicas existían, pero se sustentaban en un modelo de proporcionalidad que el VAR ha venido a romper. Las injusticias, desde la sala VOR, son menos explicables, más sospechosas y doblemente dolorosas por la verificación a través de la pantalla. Por si no teníamos suficientes siglas ahora la culpa es del IFAB…
Da igual si vivimos un partidazo, si el Sevilla empezó grande y el Madrid le fue achicando o si los de Zidane tuvieron piernas y hambre de título hasta el pitido final. Uno piensa que ni Atlético, ni Madrid, ni Barça van a sumar todos los puntos en una semana de tres partidos, pero se va a hablar más de lo que flota que del juego, que cada vez le importa a menos gente.
No se trata de ir en contra de la tecnología, porque el ojo de halcón en la línea de portería tiene toda su lógica, pero eso es una cosa y otra quitarle la esencia y la mística al juego. Con el VAR el fútbol es menos deporte y también menos espectáculo. Rectificar siempre fue de sabios.
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Resumen Real Madrid-Sevilla: Nadie entiende esta Liga (ni al VAR)

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