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Fútbol

Los viernes de Iván Castelló: El contra todo y contra todos del Atleti

Iván Castelló

Actualizado 19/11/2021 a las 09:10 GMT+1

Protestar por lo que, así, en general, se le hace al Atleti es como clamar en el desierto. O gritar en el desfiladero pero para oír el eco de vuelta. Es hacerlo de cara a la galería. ¿Pero qué es lo que no es actualmente cruzar ese paseo de la gloria efímera, del adictivo proceso de intentar llamar la atención?

Antoine Griezmann

Fuente de la imagen: Getty Images

Sin medios adictos a la causa, y agresivos cuando se puedan ver salpicados ‘sus’ Madrid y Barça, el Atlético de Gil Marín vive pese a su tremendo pasado en el más próspero de los momentos del olvido mediático. Algo fomentado también desde dentro en un continuo no molestar como estrategia que, luego, no se corresponde a la hora de la única verdad en este negocio: el terreno de juego. De ahí la rabia del pueblo atlético, abandonado una vez más a su suerte de estirpe sin sitio en el mundo redondo del balón. Nadie protesta, nadie defiende. Y están pasando cosas que de solo imaginar en otras aceras esto sería la mundial.
Es así como pasan las jornadas de fútbol con dos realidades incontestables desde una óptica incluso neutral, algo de otra época, de otro tiempo, pero necesario ahora: el juego del equipo de Simeone no se corresponde todavía a lo esperado con su plantilla de jugadores (y es algo muy preocupante, como para exigir respuestas convincentes) y los arbitrajes, en el campo, en el VAR o en los despachos, están entorpeciendo la marcha del Atlético, un campeón de Liga poco considerado pese a su condición y que no aguanta comparación alguna en el trato a otros.
Esta situación se ha visto justo azuzada ahora por la UEFA con la sanción a Griezmann. Ese organismo europeo endémico (bendita Superliga en el sentido de escindirse de una vez por todas) que tan poco (y tampoco) ha querido al Atlético en toda su historia. No hay más que incentivar a la memoria con una ducha fría para recordar decisiones como la de la clausura del Calderón cuando los ultras eran los del Marsella o la inacción ante la prevaricación igualatoria reconocida recientemente por Clattenburg en la final de Milán.
Esa UEFA que ha esperado como a mala idea a penalizar con otro partido más de suspensión a Griezmann por su patada ante el Liverpool cuando, la misma acción, solo fue amarilla en el caso de Ibrahimovic, quien sí podrá estar en el césped del Metropolitano con el Milan. Diferencias de trato.
El Atlético, como club, seguirá en silencio. Siempre lo está, sobre todo ingresando, su mayor vocación. Solo las redes sociales seguirán trinando (nunca mejor dicho) por el día a día que devuelve a plena luz un lema de la noche de los tiempos: Contra todo y contra todos. Así es, así seguirá siendo.
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