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Los miércoles de Antonio Sanz: !Que empiece el Mundial!

Antonio Sanz

Actualizado 08/11/2022 a las 23:31 GMT+1

El Atleti es un torbellino de situaciones que empeoran: la masa social vive dividida y una parte enfrentada a los jugadores, el equipo deambula en la Liga y afronta la Copa con incertidumbre, el técnico es cuestionado por primera vez en una década o las dudas se ciernen sobre la calidad de la plantilla. Llega el Mundial y el turno del bombero de siempre.

Griezmann

Fuente de la imagen: Getty Images

¡Cómo se ha estropeado el curso a orillas de la M-40 madrileña! La razón social se definió desde la propiedad como fracaso en una carta abierta al aficionado que trataba de explicar, o más bien de justificar, el descalabro deportivo vivido. Al bombero de siempre le toca sacar nuevamente la manguera para apagar un fuego que se enciende desde varios focos. No solamente debe reconducir la actitud de los jugadores, tiene que añadir un tratamiento de choque que mejore la aptitud del entrenador y la bola más gorda, pacificar la ira de una afición que vuela libre desde el desconcierto y la desazón. Todo esto acompañado de rumores de venta de la sociedad anónima deportiva en un momento crucial para el desempeño de la futura Ciudad del Deporte, cuya construcción se planifica durante el próximo lustro en los aledaños del Estadio Metropolitano. El canto a la unidad que proclamaba el dueño en su misiva queda lejos visto lo vivido el pasado domingo ante el Espanyol. En este presente crítico sobran palabras y toca gobernar. Desde la discreción y desde la razón se remangará nuevamente para enderezar a un camerino distraído por el Mundial. La larga lista de internacionales aplazará las medidas a tomar hasta el 2023. Veremos si son con látigo o con mano izquierda, ecuación que se repite durante los últimos tiempos.
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Resumen Atlético-Espanyol: La superioridad numérica no basta para ganar (1-1)

Todo puede ser peor vino a decir Simeone tras caer eliminado de la Liga de Campeones en Oporto. No le faltan argumentos para demostrar que no estaba equivocado. La muestra se sintió en el siguiente partido. En breve, otro encuentro en Mallorca medirá las sensaciones de un conjunto que no equipara la calidad con el rendimiento. El entrenador argentino continúa dando bandazos, con cambios inesperados en las alineaciones o modificaciones imprevistas en el sistema de juego. Estos movimientos bruscos han provocado la pérdida de identidad de un colectivo que parte sin alma en el desarrollo de los partidos. La falta de contundencia en ambas áreas ha desmejorado unos resultados que ya no satisfacen a la hinchada. Las dudas que ahora surgen acentúan una crítica perversa a ojos de la dirección del banquillo que no encuentra soluciones para remediarla. La interrupción del campeonato dará sosiego pero alargará el problema. Ajeno a lo que suceda en Madrid, se encontrará el preparador físico, cuyo compromiso con Uruguay lo conduce hasta Catar. La ida y vuelta sobre su presencia en el torneo lo separó un poco más de Simeone. Aquí también se necesita pegamento.
La plantilla parece arrugada y atenazada en cada jornada que salta al césped. No parece una cuestión individual porque nadie rinde por encima del compañero. Reina una mediocridad general. Algunos destellos alumbran sobre el grupo, pero sin resolver un satisfactorio desenlace común. Está por ver qué jugador alcanza el nivel más óptimo, porque ninguno demuestra la capacidad que se le supone y que en otros tramos del curso ha mostrado. Por tanto, todo apunta a una crisis mental, de personalidad, con una autocomplacencia grupal que arrastra a la plantilla a unos marcadores impropios de la calidad que atesoran. El grupo no da la talla y eso repercute en una crisis que ha tomado la primera víctima con la eliminación de competición europea. En este trabajo de fortalecer mentalmente a cada individuo, el staff técnico se reforzó con dos integrantes. Es el momento de ponerse manos a la obra porque además de lo físico o lo táctico, el plantel da síntomas de que la cabeza también necesita ayuda.
Se acabó el primer tiempo frente al Espanyol y se pobló el vomitorio del fondo sur entre pitos por parte del resto del aforo. No es la primera vez que la gran masa no aprueba el comportamiento de la discutida grada de animación rojiblanca. Esta vez se volvió a comprobar la división entre ambas facciones que defienden un mismo sentimiento. El derecho al reproche es legítimo, como legítimo es hacer lo contrario. Sin embargo, se transita por un camino angosto y es el momento de animar y de la unidad. Que quieren criticar, que lo hagan. Pero al principio o al final del partido. Durante los más de noventa minutos, la hinchada debe recitar aquello de todos para uno y uno para todos. Sólo así volverán los mejores tiempos que lamentablemente parecen olvidados. Por el bien general atlético, ¡qué empiece el Mundial ya!
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