Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo

Mundial Qatar 2022 | Los miércoles de Antonio Sanz: España desacelera y el líder hace las maletas

Antonio Sanz

Actualizado 07/12/2022 a las 08:58 GMT+1

Hemos visto dos caras de España en Catar. La que despegó de manera atronadora y la que se quedó sin reacción, acción que se alargó hasta el pitido final. Antes del adiós, se esperaba al equipo de Luis Enrique con aires combativos y renovados, con fuerza mental y con personalidad. Marruecos rompió en pedazos una idea sin plan.

Resumen Marruecos-España: Una fatídica eliminación (0-0, PEN. 3-0)

La Selección española no pasó el trago y cayó eliminada en un torneo dónde claramente transitó de más a menos. Si se arrancó causando sensación, el viaje permitió continuar sin bajar la guardia y salir vivo de un duelo que se planteó como el más arriesgado de la primera fase. Después, un mal segundo tiempo nos arrugó la mente, nos empequeñeció por dentro y nos demostró que ante equipos cuyas armas se limitan a una defensa férrea para esperar y correr, nos falta agresividad, verticalidad y profundidad para desarmar al enemigo. Dicen que el fútbol es de los jugadores, pero este grupo asumió que el liderato nacía desde el eje del banquillo. La ausencia de un futbolista que destaque sobre los demás posibilitó que el seleccionador se otorgara el papel protagonista… y nadie rechistó. Hoy es el máximo responsable, que no el único. La plantilla elegida para participar en el Mundial tampoco dio la talla. Salvo alguna excepción individual, caso de Rodri o de Nico Williams, el sabor de boca ha ido amargando el sentir de la afición porque se ha terminado desplegando un juego poco vistoso, más bien aburrido y sin crear agobios al adversario.
En el primer partido de cruces, las decisiones de Luis Enrique se volvieron llamativas: Llorente jugó antes que los dos laterales derechos convocados y Rodri volvió a participar por cuarta vez como central con dos de los zagueros citados sin actuar un solo minuto. Morata, el triple goleador, volvió a arrancar desde el banquillo insistiendo en el planteamiento que tanto éxito causó en el debut. Pero pronto se observó que Marruecos no era Costa Rica y que la Selección tampoco era la del estreno. El juego se resistía a salir de una sosería que aprobaban los norteafricanos, causantes de alargar el sinfín de pases horizontales que presidía el devenir de España. El abuso del toque tras toque terminó desnudando a un conjunto que no abrió el campo por los costados, que perdió la jerarquía de la verticalidad y profundidad del primer día y que, aunque arrinconó al rival en su área, no probó la forma del portero, quien, por cierto, demostró ser un excelente parador de penaltis. A España le faltó personalidad, para no vagar sobre el césped con jugadores desesperados por encontrar el rumbo perdido
.
picture

España queda eliminada del Mundial de Qatar 2022 tras caer en penaltis con Marruecos

Fuente de la imagen: Getty Images

En la previa del partido reapareció el Luis Enrique más áspero, el menos caluroso, el del perfil cero empático que en tantas ocasiones ha sujetado su personalidad. El hosco seleccionador, nada suave y poco agradable, midió sus fuerzas contra la Prensa para reprochar el sentir crítico que acompaña de raíz al periodista. Se parapetó en el lenguaje, pero no en el del fútbol, para afear lo leído y lo escuchado durante los últimos días. Para empezar, arrancó con el tópico de las cosas, aquello que se repite con frecuencia en según qué circunstancias, aunque no hay más tópico que un entrenador enfadado por las críticas externas. Pero la reiteración de no defender la versión de una mala España irritó al seleccionador, o al menos así se lo reprochó a quienes lo cuestionaban sobre lo ocurrido la pobre noche de Japón. La segunda afrenta emprendida por el técnico resultó surrealista, con el término como bandera hacia la sinrazón mediática. La carga amarga o molesta renació con la derrota y con la crítica. Nada nuevo. Aunque quizá no se trataba de un buen síntoma romper la comunión existente entre unos y otros. A Luis Enrique le da igual, ahora que utiliza su propio puente para comunicar con la globalidad. Él vuelve a conquistarse con los modales propios del que no se traga cualquier sapo. Pero esa reacción era un mal augurio.
España se la había pegado en los dos campeonatos precedentes. De los últimos once partidos disputados, sólo tres victorias, con cinco empates y tres derrotas (dos de ellas en Brasil’14 y la aciaga frente a los japoneses). El precedente y el rival del norte de África citaban a ser cauto porque sólo se había ganado durante este tramo a Australia en Brasil, en un partido donde la Roja estaba ya eliminada, a Irán en Rusia’18 y la tercera resultó ser la de la exhibición de hace unos días ante Costa Rica. Tres empates en el torneo de hace cuatro años -Portugal, Marruecos y el cruce ante Rusia donde nos eliminaron en los penaltis- y el vivido ante Alemania y nuevamente otro ante los marroquís. Todo esto desde que lucimos la estrella en la camiseta. Desde entonces, han pasado cinco seleccionadores: Del Bosque, Lopetegui, Hierro, Luis Enrique y Robert Moreno. Es cierto que dos son interinos, pero ahora toca pensar si merece la pena que el líder haga o no las maletas para volver a empezar de cero. Rubiales y Molina apuestan más por la salida del asturiano que por su continuidad. Pero deben tener claro que romper con todo lo construido, con un equipo tan joven y con tanto recorrido podría ser otro tropezón en el camino. Si Luis Enrique quiere seguir porque late con la herida abierta, deben apostar por renovarlo haciéndole rectificar en aquellas funciones que no encajan en Las Rozas. Seguro que no encontrarán un mejor escudo.
picture

La delusione di Luis Enrique

Fuente de la imagen: Getty Images

Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Temas relacionados
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio