La figura de Eric Cantona, por Luis Jiménez: fútbol, patadas voladoras y grandes películas

Polémico, indomable, comprometido con sus ideas, Eric Cantona vino al mundo en Marsella, posiblemente uno de los mayores crisoles de la multicultural Francia. De madre española, Leonor, hija de un exiliado republicano, de Martorell, tras la Guerra Civil Española. Su carrera deportiva comenzó con 15 años en las categorías inferiores del Auxerre y, tras dar ya muestras de su talento con el balón, fue transferido al Olympique de Marsella. En el equipo de su ciudad natal se empezó a ver que su carácter iba a ser el peor enemigo de Cantona.

Selección de Francia. Partido contra Checoslovaquia. Henri Michel no convoca a Cantona, a pesar de haber brillado en la victoria previa ante España: “mientras Henri Michel sea seleccionador, no volveré a jugar con el Equipe de France. Es un sac de merde”. Un año de exclusión. Amistoso contra el Torpedo de Moscú. Gerard Gilli, entrenador de OM, decide sustituir a Eric Cantona. Gritos, discusión y una camiseta que sale volando al césped. Un mes de sanción. Y esto es solo el inicio de la larga lista de los ‘antecedentes penales’, si se me permite la expresión, del jugador francés.

A continuación, breves estancias en el Girondins de Burdeos, Montpellier y Nimes. En este último, Cantona protagonizó un incidente con un árbitro, al que golpeó con el balón tras señalar una falta en contra. Cuatro partidos de sanción. “Los miembros de la Comisión de Disciplina de la federación son unos idiotas”, respondió el jugador. Dos meses más de suspensión. En ese momento, Cantona decidió rescindir su contrato con el Nimes y poner punto y final a su carrera deportiva con tan solo 25 años. Por fortuna, el entonces seleccionador de los bleus, Michel Platini (uno de los pocos que sabía manejarle), le convenció para que cambiara de decisión, de equipo y hasta de país. Cantona lo meditó y cruzó el Canal de la Mancha rumbo al fútbol inglés.

El marsellés se enroló en el Leeds United, debutando contra el Oldham ante 5.000 aficionados de los peacocks (pavos reales) desplazados para ser testigos del debut su nuevo jugador. Perdieron 2-0 y el Sunday Times bautizó a Cantona como ‘The Brat’ (el niñato maleducado). Sin embargo, todo empezó a marchar mejor, mucho mejor desde entonces. Tanto que el Leeds lograría el título de la Premier tras 18 años de sequía. Corría el año 1992, pero el idilio duraría poco. En noviembre y tras serias diferencias con los dirigentes del club, Cantona era vendido al Manchester United por 1,2 millones de Libras. Le esperaba Sir Alex Ferguson, su gran mentor.

Eric Cantona, que eligió el número 7 de la camiseta de los Red Devils, vivió posiblemente en Manchester sus mejores días como futbolista. Títulos de la Premier, FA Cup, Mejor Jugador de Año adornan este periodo…aunque, para su desgracia, tampoco pudo librarse de su peor enemigo: él mismo. Partido ante el Crystal Palace en Selhurts Park, 25 de enero de 1995, Cantona es expulsado tras cometer una falta. Mientras se retiraba del campo, un aficionado del Crystal Palace, Matthew Simmons, le gritó desde su localidad: “Fuck off back to France, you French bastard”. La reacción del galo fue volar hasta el autor de los insultos y propinarle una patada de Kung Fú que ha pasado a la historia del fútbol mundial. Denuncia penal, sentencia de dos semanas de prisión por agresión, conmutadas tras la apelación por 120 días de trabajo para la comunidad dirigiendo a chavales en los campos de entrenamiento del United. Además, el club le castigó sin jugar hasta el final de la temporada y perdió el brazalete de capitán de la selección francesa. La patada voladora también más cara de la historia del fútbol.

Eric Cantona puso fin a su carrera deportiva en mayo de 1997 ante el Westham, en la última jornada de la Premier, con 30 años de edad y en la cumbre de la popularidad, para bien y para mal. Colgadas las botas, el marsellés se encaminó al fútbol playa con la selección francesa, para porteriormente ser director deportivo del Cosmos de Nueva York, de la emergente MLS. No terminó bien el viaje americano: fue despedido después de haber agredido en Londres a un fotógrafo. Un nuevo cruce de cables. Llegados a este punto, les planteo una duda: si ustedes fuesen productores o directores de cine, ¿contratarían para sus películas a un tipo como Eric Cantona?

Quizá fuese una decisión arriesgada pero, para sorpresa de muchos, Eric Cantona ha mostrado tener grandes dotes como actor, incluso muy buen actor. Sus primeros pasos delante de la cámara fueron en 1995 con el film, ‘Le bonheur est dans le pre’, ‘La alegría está en el campo’. Desde entonces, ha trabajado con Ken Loach, que sacó lo mejor de Cantona en ‘Looking for Eric’; firmó un papelón en ‘Recursos Inhumanos’, basada en el libro de Pierre Lemaitre, haciendo Alain Delambre, un machacado ejecutivo senior tras estar sin trabajo durante seis años; ejecutó el papel de Monsieur de Foix, un diplomático francés, en la superproducción ‘Elisabeth’, junto a Cate Blanchett como la reina Isabel I, hija de Ana Bolena y Enrique VIII; con la estrella de la interpretación francesa, Rachida Brakni, ha aparecido en dos films, ‘L’Outremangeur’, haciendo del atormentado comisario Séléna, de la Policía de Marsella, que para superar sus traumas no puede dejar de comer, alcanzado los 160 kilos de peso. También protagonizó con Brakni ‘Une Belle Histoire’. Una Bella Historia que se trasladó a la vida real, ya que se convirtieron en pareja en 2007 con dos hijos fruto de esta unión.

Eric Cantona ha participado en un total de 32 películas, siete documentales o vídeos musicales junto Rachid Taha o haciendo de Rey en el tema ‘Once’, de Liam Gallagher, sí, el de Oasis, obviamente sin su hermano Noel, con quien ya sabéis que se lleva a matar, aunque eso da para toda una serie aparte. Muchas de las críticas recibidas por su trabajo cinematográfico han sido magníficas así que, quién sabe, posiblemente el cine haya sido una buena salida para canalizar el peculiar carácter de este singular personaje, Eric Cantona.