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Blog Murciego: Tsitsipas nació para esto

Fernando Murciego

Publicado 15/04/2024 a las 11:23 GMT+2

Aunque nadie le esperaba a estas alturas, Stefanos Tsitsipas cerró su jornada de domingo con el trofeo de Montecarlo en sus brazos. Su tercera copa en El Principado nos devuelve a un jugador olvidado, un hombre rescatado por su adorada tierra batida. De esos fichajes de última hora que te hacen ganar una gira.

Tsitsipas

Fuente de la imagen: Eurosport

Hace diez días, Laslo Djere nos parecía el rival más peligroso del cuadro. El sorteo del Masters 1000 de Montecarlo emparejó al serbio con Stefanos Tsitsipas en el debut, provocando más de un comentario acerca del posible descarrilamiento del griego en la primera curva. Viendo sus resultados más recientes, de poco servía su doblete aquí en 2021-22: el tarro de la confianza estaba totalmente consumido. De repente, uno de los mejores tenistas del mundo sobre arcilla partía como underdog en cada uno de sus cruces. Tras la retirada de Djere en un encuentro descafeinado, fueron desfilando Etcheverry, Zverev, Khachanov, Sinner y Ruud. Todos eran favoritos de cara a la opinión pública, aunque entre todos solo pudieron ganarle un set al ateniense. Curiosamente, lo hizo el menos terrícola de todos, aunque actualmente sea el mejor tenista del mundo. Entiendo a los que dudaron de Tsitsipas porque yo también dudé, pero aquí estamos pidiéndole perdón al teclado, celebrando el regreso de un talento exquisito.
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Badosa y Tsitsipas disfrutan junto a David Beckham en el entrenamiento de Inter Miami

Para los de memoria frágil, primero habría que recordar lo que llegó a suponer Stefanos dentro del circuito masculino antes de que se desplomara su gen competitivo a mediados del curso pasado.Hablamos de alguien capaz de pisar el top3 mundial, de jugar finales de Grand Slam en diferentes superficies y de vencer a todos los miembros del Big3 en grandes escenarios. Busquen, busquen, ya verán que la lista no es muy larga. Además con revés a una mano, un golpe en extinción que, aunque muchas veces no ayude a conquistar partidos, sí te lleva a conquistar al espectador. Sus últimas temporadas de tierra batida pronosticaban, más pronto que tarde, una foto suya tocando el cielo de París. Su regularidad –excepto en hierba– invitaba a colocarlo como un potencial número 1 mundial. El chico hasta es guapete, vamos, que no le iba a faltar de nada. Sin embargo, algo cambió en el verano de 2023. Su rendimiento bajó, su carácter se apagó y su evolución se detuvo. ¿Consecuencia? Otros jugadores ocuparon su lugar en esa rampa de lanzamiento. “Solamente es duradero lo que con virtud se consigue”, expresó Sófocles hace algunos años. Ahí estaba el gran debe del griego.
Su espiral de negatividad no llegó por la ausencia de títulos, de hecho, gana uno en Los Cabos en pleno mes de agosto. Tampoco surge por la falta de victorias, de hecho, sigue siendo un tenista fiable y por eso se mantiene entre los mejores. Lo que más preocupaba de Tstsipas en los últimos tiempos era la poquita ambición que mostraba sobre la pista, un elemento imprescindible si cada semana sales a nadar entre tiburones. Se le veía feliz, eso sí. Con una nueva mentalidad, una nueva novia y un discurso poético que no siempre funciona cuando quieres ser el mejor en lo tuyo. Me lo contaba Carla Suárez años antes de retirarse: “Me ha faltado tener más mala leche”. Como si ser una excelente persona a veces fuera contraproducente para la competición. No lo sé, la verdad. Lo que sí sé es que Tsitsipas se quedó sin fuego en los ojos, lo cual provocó una caída paulatina que le llevó a mirar el top10 desde el otro lado de la barrera. ¿Punto de inflexión? Absolutamente. “Nadie es feliz durante toda su vida”, apuntó Eurípides hace algunos calendarios. Un lema simple y necesario: el único requisito para volver estar bien es haber estado mal.
"Llevaba muchísimo tiempo esperando algo como esto. Necesitaba una semana así, sobre todo después de los meses tan duros que he vivido desde la segunda mitad de 2023 hasta ahora. No ha sido mi mejor época, así que regresar y ganar el título era algo a lo que no apuntaba, simplemente llegó de forma natural", confesó ayer el campeón de 25 años. "Ganar este torneo tres veces es algo que jamás hubiese imaginado. Conseguir la ‘Santísima Trinidas"’, como yo la llamo, es algo que voy a saborear y voy a disfrutar hasta el final. Necesito mantener una mente abierta y seguir mejorando, ya que si no mejoras, las cosas empiezan a fluctuar y no van por el mismo camino que quiero construir. Hoy he visto algunas cosas en las que puedo mejorar, normalmente digo esto después de una derrota, pero también hay muchas cosas que aprender tras una victoria”, valoró con su madurez habitual.
"No estaba muerto, estaba de parranda", que diríamos en España. Tsitsipas se había quedado sin cobertura demasiado tiempo, pero nadie se olvida de jugar a tenis en seis meses. Sus palabras denotan un cariño especial a esta tercera corona en Montecarlo, porque tenía que ser Montecarlo el lugar donde el ave fénix griego recompusiera sus cenizas. Créanme, este chicos es demasiado bueno como para perderse en el camino, acumula tantas habilidades que pertenece a un grupo afortunado de condenados al éxito. Stefanos nació para esto, aunque sufra períodos de sequía, como cualquier otro deportista. “Lo que con mucho trabajo se obtiene, más se ama”, manifestó Aristóteles hace algunos veranos. Viendo el estado anímico/físico de ciertos rivales directos (Djokovic, Nadal, Alcaraz) y comparándolo con el resurgir del jugador ateniense, que no os extrañe que tengamos una gira de tierra batida cargadita de amor. El filósofo ha renacido en el momento oportuno.
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