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Blog Uría: Rafa XI de Montecarlo

Rubén Uría

Publicado 22/04/2018 a las 18:04 GMT+2

Rey de la tierra, imperial en el desempeño, Rafael Nadal, Rafa XI de Montecarlo, volvió a conquistar el torneo sobre la arcilla del Principado.

Spain's Rafael Nadal reacts during his match against Japan's Kei Nishikori in the finals of the Monte-Carlo ATP Masters Series tournament on April 22, 2018, in Monaco.

Fuente de la imagen: Getty Images

Esta vez lo hizo culminando con triunfo un cuadro en el que acabó sometiendo a todos sus rivales con una aplastante superioridad: Aljaz Bedene, Karen Khachanov, Dominic Thiem, Grigor Dimitrov y Kein Nishikori. Todos acabaron siendo víctimas de Nadal. Todos fueron atropellados por la apisonadora de Manacor, que cuando pisa la tierra batida, se convierte un auténtico tirano. Vencer a Rafa siempre ha sido casi imposible para cualquier contrario. En cualquier superficie, lograrlo es una gesta. Sobre tierra batida, la cosa cambia, porque Rafa es indestructible. Su derecha invertida, su dominio del juego, su físico arrollador y su cabeza privilegiada le colocan en una dimensión inalcanzable para el resto. Rafa ha ganado en el cemento yanqui, en la pista dura australiana y también sobre la hierba londinense, pero su reinado sobre la tierra es indiscutible para el resto de competidores. En Montecarlo ya suma once títulos en doce finales. Un registro brutal, digno de un extraterrestre. Ganar a Rafa es muy difícil. Hacerlo sobre tierra resulta una auténtica quimera. Una utopía. Ninguna leyenda del tenis mundial, de esta era o de épocas pretéritas, podría mantener la mirada a Rafa en arcilla. Ni Laver, Lacoste, Borg, Connors, McEnroe, Lendl, Sampras, Agassi o Federer, en toda su grandeza, pueden compararse con la abrumadora superioridad del sobrino del tío Toni en esta superficie. Rafa pega, golpea, insiste, corre, suda, pelea y piensa más rápido que nadie. Dominante, imperial, depredador e invencible, Rafa arrasa en tierra.
Después de conquistar su undécimo título en Montecarlo, siendo el primer tenista de toda la historia que consigue ganar once veces un mismo torneo (el propio Rafa tiene 10 Roland Garros y 10 triunfos en Barcelona, mientras que Roger Federer acumula 9 en Halle y 8 en Wimbledon), un hito sin precedentes en el olimpo del tenis de todos los tiempos. Además, Rafa Nadal ya es el tenista que más Masters 1.000 acumula con un total de 31, uno más que Djokovic y cuatro más que Federer. Una gesta para cualquiera, otro pequeño más en la brillante carrera de Rafa, empeñado en alcanzar la excelencia a base de un política de autoexigencia que le lleva a superar sus propios límites, una y otra vez, sin descanso. En su pulso histórico por mantener el número uno mundial, Rafa XI de Montecarlo cubre la primera etapa de la hoja de ruta para mantener a raya a Federer. Ahora tendrá que ganar para defender puntos en Barcelona y París, sus otros dos torneos fetiches, pudiéndose permitir fallar en Roma, donde fue cuartofinalista el curso pasado. Ni siquiera los fans más convencidos de Roger Federer, considerado por muchos el mejor tenista de todos los tiempos, podría negar la evidencia de los números, empeñados en verificar las sensaciones del ojo humano: cuando pisa la tierra, sobre arcilla, Rafa Nadal no admite comparación con nadie. Es el rey.
Rubén Uría / Eurosport
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