Open de Australia 2016: Lo que hemos aprendido del torneo masculino

El inesperado tropiezo en el retorno de Nadal. Se esperaba mucho de Rafa Nadal en el primer Grand Slam de la temporada tenística, y su desempeño en las semanas previas a la cita de Melbourne hacía albergar esperanzas. Todo el buen hacer que lo llevó a la final de Doha quedó en evidencia rápidamente cuando fue apeado en su primera comparecencia sobre el Rod Laver Arena. Fernando Verdasco fue el ejecutor en Australia igual que unos meses antes lo había sido Fabio Fognini, sembrando de dudas el camino a la recuperación que el balear dice afrontar desde finales de la pasada temporada. Tanto Verdasco como Fognini cayeron rápidamente eliminados tras sus batallas con Nadal, pero eso no es consuelo para el exnúmero uno del mundo, que ahora afronta la temporada de tierra batida con la necesidad de volver a demostrar a todos que aún tiene pólvora en su raqueta para seguir sumando títulos y frustrando a sus rivales. En el horizonte está Roland Garros, donde Nadal ya ha levantado la Copa de los Mosqueteros en nueve ocasiones, y ya han surgido grandes leyendas del tenis –Rod Laver entre ellas- que siguen considerando al español el mejor del mundo en tierra batida. El décimo sigue siendo el gran sueño.

La perpetuidad de Ferrer entre la elite. David Ferrer siempre cumple, una vez más el alicantino ha demostrado ser un buen representante del tenis español, con 34 años y una tranquilidad que no todos tienen en el circuito ATP, sin nada que demostrar pero mucho por disfrutar aún sobre las pistas de los grandes torneos. Tuvo una prueba de fuego frente al sacador John Isner, pero la paciencia del de Jávea se impuso y llegó hasta los cuartos de final sin ceder un solo set. Entre las condiciones climatológicas y Andy Murray lo terminaron apeando del torneo, pero no cabe reproche alguno ante una actuación seria y solvente. Con esta paz interior, David Ferrer aún tiene mucho recorrido por delante.

El problemático relevo generacional español. No es novedad que el tenis español tiene un problema a la hora de garantizar el relevo a la camada actual encabezada por Rafa Nadal y David Ferrer, y en Australia volvió a quedar patente que los más jóvenes están lejos de alcanzar la segunda semana del Grand Slam. De los once representantes de la Armada en Melbourne, tan sólo uno bajaba de los 25 años (Pablo Carreño tiene 24), y cayó eliminado a las primeras de cambio frente a Nick Kyrgios en tres sets. En el torneo junior estaba presente Nicola Kuhn, el joven tenista nacido en 2000 en Alemania que se espera que juegue bajo bandera española en el futuro. Tampoco brilló en exceso, cayendo eliminado en primera ronda frente al canadiense Jack Mingjie Lin. El cuadro femenino, con Garbiñe Muguruza como principal referencia, sí parece capaz de tomar el relevo de Nadal a la hora de dar alegrías a la afición española.

Dos escalones entre Djokovic y el resto. Novak Djokovic ya tiene en su haber once títulos del Grand Slam, y seis pertenecen al Open de Australia. El tenista serbio confirmó todos los pronósticos y demostró la superioridad que tiene a día de hoy sobre el resto del circuito masculino. La contundencia con la que derrotó a Roger Federer en semifinales y a Andy Murray en la final deja claro que Djokovic está en disposición de marcar una época en el tenis, con la amenaza de que no haya ningún tenista capaz de situarse a su nivel para ponerle freno. A día de hoy, el único límite a los Grand Slams que pueda conseguir Nole lo pondrá el propio tenista de Belgrado.

Federer y Murray no ceden. A pesar de saberse muy lejos del nivel de Novak Djokovic, ni el suizo ni el escocés están por la labor de abandonar sus lugares en el podio de la ATP. Sus destacadas actuaciones en el torneo –los dos compitieron hasta que se cruzaron con el número uno- dejan claro que el siguiente escalafón de la ATP, formado por Stan Wawrinka, Kei Nishikori o Rafa Nadal, tendrá que dejarse la piel para acceder al trono de los tres mejores. En el caso de Roger Federer, no deja de intentar evolucionar para rejuvenecerse, y tras una etapa de dos años con Stefan Edberg, ahora busca una nueva vuelta de tuerca con Ivan Ljubicic, que en su trayectoria profesional se caracterizó por ser un sacador infalible. Por su parte, Murray sigue con Amélie Mauresmo como entrenadora, y se espera que mantenga este buen nivel que le ha hecho conquistar el siempre exigente corazón del aficionado británico. En Australia no lo tuvo fácil, con cruces ante David Ferrer o Milos Raonic, pero Murray fue el mejor de la parte baja del cuadro.

La reinvención de Milos Raonic. El canadiense nacido en territorio montenegrino está a tiempo de evitar ser la penúltima promesa rota del circuito ATP. Raonic ha apostado por contratar los servicios de Carlos Moyà para dar ese salto de calidad y constancia que le falta para ser un miembro de pleno derecho del top 4 de la ATP, y en Australia demostró que tiene trazas para ello. Su gesto inexpresivo fue ganando protagonismo con el paso de los días, a medida que iba dejando rivales en el camino. Llegó hasta las semifinales, donde esperaba el número dos del mundo, Andy Murray. Tras cuatro horas de tenis sin descanso, Raonic terminó hincando la rodilla y destrozando una raqueta contra el suelo, una reminiscencia del pasado iracundo que quiere dejar atrás. Su unión con Moyà promete generar muchos titulares a corto y medio plazo.