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Lo que hemos aprendido del Wawrinka-Djokovic

Álvaro Ferreres

Actualizado 08/06/2015 a las 11:41 GMT+2

La inesperada victoria de Stanislas Wawrinka en la final de Roland Garros ante Novak Djokovic ha sorprendido a todos y ha dejado importantes reflexiones sobre la pista. La importancia del factor mental, el revés que convierte a Wawrinka en un jugador diferente, la tranquilidad celebración de Stan y el mal día de Djokovic.

L'étreinte entre Wawrinka et Djokovic après le match

Fuente de la imagen: AFP

El revés de Wawrinka: Ni Federer tiene el revés a una mano de Stan. Un golpe que se ha convertido en un mortero de fondo de pista que castiga sin piedad a los mejores pegadores del circuito. Además de plástico y elegante, ha demostrado en esta final ser un arma más que poderosa. Su aparición en momentos decisivos del partido fue clave para el jugador suizo.
La importancia del factor mental: Nadie contaba con la victoria del suizo. Quizá el más convencido era el mismo ya que no tuvo que ser fácil para él sobreponerse al perder la primera manga. Wawrinka ha demostrado en esta final que mentalmente es uno de los jugadores más duros y decididos del circuito. Ganar al número uno en la final del Roland Garros se antojaba antes del duelo misión imposible.
Un mal día para Djokovic: Hoy Novak dejó escapar una oportunidad única de engrandecer su leyenda. De ser uno de esos pocos tenistas en la historia que tienen en sus vitrinas Roland Garros, US Open, Australia Open y Wimbledon. Pese al mérito que hay que reconocerle a Wawrinka, el tenista serbio estuvo muy lejos de su mejor versión y se mostró nervioso en varias fases del partido. ¿Miedo escénico? Se hace difícil imaginar que al número uno del mundo pueda desestabilizarle jugar una final de Grand Slam, pese a que esta final, no era una final cualquiera. Quizá esa fue la razón.
La tranquilidad de Stan: No es la primera vez que Wawrinka se sube al cajón más alto en un Grand Slam. Ya lo hizo en la final del Australian Open, donde la lesión de Nadal hizo comprensible que su celebración fuese más discreta de lo esperado. Sin embargo, la proeza firmada ante Djokovic en la central del Roland Garros parecía el escenario más lógico para ver al Stan más efusivo. Lejos de ser así, el tenista suizo se mostró serio y comedido en toda la ceremonia. El carácter frío y sereno de Wawrinka parece ser una de las claves de su éxito.
NUESTRA OPINIÓN:
La final de Roland Garros convierte a Wawrinka en un tenista mejor y a tener en cuenta, más en cuenta si cabe, en los próximos años; mientras que Djokovic sale muy tocado, pese a que nadie duda de que es el mejor jugador del circuito ATP. Conseguir el Grand Slam será una obsesión para él en los próximos años. Hoy, esa obsesión, parece que le jugó una mala pasada.
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