¿El Roland-Garros más difícil para Nadal? El precedente de 2020 que invita a soñar

Por tercera vez en su carrera, Rafael Nadal acude a Roland-Garros sin ganar títulos en tierra. El balear cayó lesionado en Indian Wells y se perdió media temporada, en la que se incluían los torneos de Montecarlo y Barcelona. En Madrid solo pudo alcanzar los cuartos (perdió con Alcaraz) y en Roma los octavos (perdió con Shapovalov), resintiéndose de la lesión crónica que le afecta al pie.

Solo hay dos precedentes por lo tanto de esta circunstancia, y no pueden ser más opuestos. En 2015, Nadal vivió el peor año de su carrera deportiva, pues dejó de ganar al menos un Grand Slam y un Masters 1000 por primera vez en diez años, y terminó quinto en el ránking ATP, su peor registro desde 2004. En tierra, cayó en Montecarlo (semifinales, Djokovic), Barcelona (cuartos, Fognini), Madrid (final, Murray) y Roma (cuartos, Wawrinka). Bajó hasta el séptimo puesto del ránking, su peor posición antes de llegar al segundo Grand Slam del año, y su condición de máximo favorito se diluyó en detrimento de Djokovic, que le ganó en cuartos de final. Era su segunda derrota tras 72 partidos en Roland-Garros.

Cinco años después, la pandemia del covid-19 trastocó el calendario al completo y solo se pudieron disputar dos torneos en tierra batida: Roma y Roland-Garros. En la capital italiana, Nadal volvía a las pistas por primera vez en siete meses, y evidenció su falta de ritmo competitivo al caer eliminado en cuartos con el argentino Diego Schwartzman. Las previsiones no eran nada favorables para el balear de cara a la cita parisina: dudas sobre su estado físico, pelotas nuevas que no le beneficiaban, y un clima (otoñal, en octubre) que en nada se parecía al habitual en Roland-Garros durante los meses de mayo y junio. "Ha sido el Roland Garros más complicado de mi vida”, dijo el balear tras conseguir su 13º título, derrotando en la final a Djokovic con contundencia (0-6, 2-6 y 7-5).

Ahora, Nadal llega de nuevo con falta de ritmo por culpa de las lesiones (apenas cinco partidos, tres victorias y dos derrotas), sin títulos en tierra batida y con rivales poderosos como Djokovic (campeón en Roma) y el mismísimo Alcaraz (campeón en Barcelona y Madrid). Harían mal en confiarse con Rafa.