Lo que hemos aprendido del Garbiñe Muguruza-Serena Williams

Garbiñe Muguruza no solo es el presente y el futuro del tenis español, es por potencial una jugadora que va a codearse con la élite del tenis mundial durante los próximos años. La final de Wimbledon dejó detalles de sus virtudes: agresividad, decisión y una poderosa derecha. Pese a que también mostró las debilidades de la jugadora española: inexperiencia y algunos nervios en momentos claves. Algo bastante predecible, dado el escenario y la rival a la que se enfrentaba una jugadora de 21 años que estaba ante su primera final de Grand Slam.

Garbiñe Muguruza también ha demostrado ser una tenista versátil, ya que su experiencia en pistas de hierba antes de este Wimbledon 2015 era mínima. Una versatilidad que le permitirá ser competitiva con las mejores durante todo el año y en todas las superficies. Algo que también consiguieron otras grandes del tenis español como Conchita Martínez o Arantxa Sánchez Vicario. Ambas campeonas de Grand Slam y espejo en el que ya se mira la joven jugadora española. Que este sábado dejó hechuras sobre la pista de que estamos ante una próxima campeona de Grand Slam.

La ambición de Serena Williams parece crecer con el paso del tiempo. A sus 33 años, la tenista estadounidense está dispuesta a alargar su carrera todo lo que le sea posible para seguir conquistando records. Este 2015, y tras su victoria ante Garbiñe Muguruza, ya ha conquistado el Open de Australia, Roland Garros y Wimbledon, y tiene muy cerca el objetivo que se marcó a comienzos de temporada: conquistar el Grand Slam, es decir, ganar los cuatro Grandes en un mismo año. Un hito que en el tenis femenino solo ha conseguido la alemana Steffi Graf, la australiana Margaret Court y la estadounidense Maureen Connolly.

Pero no solo de ambición vive Serena Williams, su poderío físico y tenístico sobre el resto de jugadoras es una realidad cada día más patente. Pocas son las jugadoras capaces de plantar cara al tenis directo y agresivo de la jugadora americana, que por regla general convierte en dinamita todo lo que toca, y solo los errores no forzados o las dudas con su saque ofrecen alguna oportunidad a sus rivales. Y a ello se agarró Garbiñe Muguruza en la final de Wimbledon. Pero una vez más fue insuficiente, porque Serena Williams compensa con creces sus errores con ganadores que es capaz de firmar desde cualquier parte de la pista.