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La opinión de Fernando Murciego: Vondrousova, sin lluvia no hay flores

Fernando Murciego

Actualizado 18/07/2023 a las 16:08 GMT+2

Debajo de todos esos tatuajes y una sonrisa pícara, Marketa Vondrousova se alzó en Wimbledon con el primer título de Grand Slam de su carrera. Oportunidad perfecta para redescubrir la historia de esta checa señalada por perder ciertas finales importantes. Ya no podrán volver a acusarla.

Marketa Vondrousova

Fuente de la imagen: Getty Images

El sentimiento generalizado al concluir la final femenina de Wimbledon 2023 estuvo más cerca de la pena que de la euforia. Las lágrimas de Ons Jabeur inundaron toda la escena, rescatando los episodios más complicados de su trayectoria, su irrupción tardía en la élite, el sueño de llegar al top10, sus malos precedentes en este tipo de escenarios o el peso de todo un país empujándola a hacer historia. Por supuesto que merecía el título, claro que me supo mal por ella, pero el error que nunca puede cometer un periodista es que sus emociones le alejen de contar la realidad. Al otro lado de la red se hallaba una mujer que cumplía exactamente los mismos requisitos, feliz de haber tirado abajo la última barrera y haber roto más de un récord en La Catedral del tenis. Tiempo habrá de hablar de la tunecina, esta semana los focos son para Marketa Vondrousova.
¿Pero quién es Marketa Vondrousova? No se rían, no todo el mundo puede seguir el tenis al detalle como los lectores de Eurosport. Es curioso que muchos ni la conocieran, pese a ser una subcampeona de Grand Slam y subcampeona olímpica, pero así funciona la memoria en el deporte: solo se recuerda al campeón. Personalmente –y en cierto modo se refuerza la idea anterior– fue precisamente un título lo que me hizo descubrir a la checa, allá por 2017, cuando apenas sumaba 17 años de edad. Siendo la #233 del ranking y partiendo desde la fase previa, Vondrousova se proclamó reina en el WTA 250 de Biel derrotando en semifinales a Barbora Strycova y en la final a Anett Kontaveit. Solo era la segunda vez en su carrera que disputaba un cuadro final del circuito oficial, pero le bastó para inaugurar su palmarés y subrayar por qué había sido la mejor junior del mundo hace tan solo unos meses. Esa tarde de gloria fue la que captó mi atención, un nivel de precocidad que de vez en cuando nos regala el circuito femenino, obligándonos a apuntar un nuevo nombre en la libreta de futuras promesas.
Han tenido que pasar seis temporadas para que Marketa vuelva a saborear las mieles de un título, tiempo en el que ha sufrido y convivido con el peor compañero de viaje que tiene la competición: las lesiones. Su final de Roland Garros 2019 vino acompañada de una operación en la muñeca que la dejó en fuera de juego lo que restaba de temporada. En 2020, la pandemia, situación que ‘remató’ contagiándose del COVID-19 una vez se reanudó la actividad en el circuito. En el verano de 2021 volvieron las alegrías, aunque fueron a medias: medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokyo. Otra final histórica que terminaba con la checa en el segundo escalón del podio, aunque peor sería tener que volver a pasar por quirófano al año siguiente para tratarse de nuevo la misma muñeca, perdiéndose todos los torneos ubicados entre abril y octubre. Sí, Roland Garros y Wimbledon incluidos. Como podrán observar, la historia de Vondrousova pesa más por los momentos de angustia e incertidumbre que por los de alivio y bonanza. Por todo esto, mientras se me rompía el corazón viendo a una Jabeur totalmente compungida por segundo verano consecutivo, por otra parte sentí un bálsamo al ver a la checa tocar ese cielo tan perseguido. ¿Pero qué se siente cuando por fin salen las cosas bien?
Creo que, simplemente, tuve los nervios controlados, mantuve la calma. En mi cabeza estuve muy tranquila todo el partido, creo que en semifinales estaba más nerviosa que en la final. Diría que todos se sorprendieron de lo tranquila que estaba, mi entrenador me dijo después de la final que no se lo podía creer. Esa fue la clave principal de este título, que seguí creyendo y mantuve la calma cuando ella me rompió y se puso 0-2. Solo estaba hablando conmigo misma, manteniéndome enfocada y unida, siento que simplemente creí en mi juego desde que comenzó el torneo. En Roland Garros 2019 tenía 19 años, recuerdo que viví mucho estrés y quería hacerlo bien, fue algo grande en República Checa, todo el mundo estaba hablando de eso, pero Ashleigh me aplastó. Fue un partido muy rápido que ni siquiera disfruté, estuve muy triste después, pero me dije a mí misma que si esto volvía a suceder, tendría que disfrutar cada momento. Aunque pierda, solo tengo que disfrutar”.
Lo tiene claro la jugadora de Sokolov, que se ha convertido en la última polea de un largo entramado que conforman las campeonas de Grand Slam en la WTA. Una larga lista de nombres donde siempre hay hueco para una sorpresa más. Vondrousova, por ejemplo, había ganado un partido en Wimbledon en sus cuatro participaciones anteriores. Arrancó el calendario 2023 con dos triunfos en la superficie verde en toda su carrera. ¿Quién podía imaginar que terminaría conquistado el AELTC? ¿Cómo pensarlo, si incluso ella misma reconoce el poco apego que sentía por el pasto? Solamente una jugadora en toda la historia puede presumir de haber ganado Wimbledon con menos victorias previas sobre hierba: Martina Hingis había ganado tres encuentros; la checa, cuatro. Además, Marketa también se ha convertido en la primera tenista campeona en Wimbledon sin ser cabeza de serie, un récord que viene ligado al de campeona del evento con peor ranking (#42) de toda la Era Open. Este tipo de datos podrán acercarnos a una postura de incredulidad, quizá de injusticia respecto a la campeona, pero tranquilos que también tenemos datos favorables. De los diez encuentros que disputó este año ante rivales del top10, la europea ganó seis. Nada es casualidad.
Ahora sí, ya nunca volveréis a preguntaros quién es Marketa Vondrousova, de hecho, hasta podréis relatar algunos de sus capítulos frente a aquellos que todavía no la sitúen en el mapa. Una mujer con una historia apasionante, que tuvo que bajar a los infiernos varias veces hasta lucir su mejor sonrisa ante las cámaras. A sus 24 años y estrenando condición de top10, la campeona de Wimbledon hasta tendrá la oportunidad de rechazar propuestas inminentes de esponsorización. Porque sí, tan poca era la confianza que tenía Nike en su futuro que decidió no renovar el contrato la pasada temporada. ¿Qué pensará ahora la empresa de Phil Knight? No les habrá hecho mucha gracia, pero no siempre se puede ganar. La checa sabe bien el significado de esta frase, por eso asoma un tatuaje que dice ‘No rain, no flowers’ en su codo. “Soy campeona de un Grand Slam y eso ya nadie me lo va a quitar”. Ahora es cuando empieza el disfrute de verdad.
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