Georgia-España: Olmo rescata a Luis Enrique

1- Georgia: Loria; Kakabadze, Kashia, Dvali, Giorbelidze; Kiteishvili (Beridze 70'), Kankava, Zivzivadze (Kvilitaya 61'); Gvilia, Lobzhanidze (Shengelia 70') y Kvaratskhelia (Kvekvehiri 78').

2. España: Unai Simón; Porro (Marcos Llorente 64'), Eric García, Diego Llorente (Íñigo Martínez 46'), Jordi Alba; Fabián Ruiz (Tiago 53'), Busquets (Oyarzábal 72'), Pedri; Ferran Torres, Morata, Bryan Gil (Dani Olmo 46').

Árbitro: Radu Petrescu. Roja a Shengelia (93'). Amonestó a Llorente, Porro, Zivzivadze y a Sagnol.

Goles: 1-0, Kvaratskhelia (43'); 1-1, Ferrán (56'); 1-2, Dani Olmo (92')

Incidencias: Partido que se jugó en el Dinamo Arena de Tiblisi, ante 15.000 espectadores que superaron diversos protocolos sanitarios.

España salió con un once revolucioinario y hasta siete cambios con respecto al once que se midió de inicio a Grecia. Luis Enrique diseñó un equipo sin madridistas (ante los helenos no hubo azulgranas), y mucho más vertical. Ferrán y Bryan Gil afilaron las alas, con Morata arriba. Porro y Alba eran los laterales y a Busquets le acompañó de Pedri y Fabián. Los georgianos se mostraron como un equipo intenso, entusiasta como su público y muy directo. Sin dejar espacios y peligrosos en las balones parados. De hecho, la jugada más peligrosa de la primera parte fue una parada espectacular de Unai Simón, en un córner que remató el central Kashia y el del Athletic salvó con una intervención felina. En ataque los de Luis Enrique no eran capaces de encontrar los espacios y el portero local completaba una primera parte plácida. A España se le saltan los plomos al llegar a las inmediaciones del área rival. Le ocurrió ante Grecia y le volvió a pasar ante Georgia. Pisaban área, pero no concretaban. Falta colmillo. Un remate de Ferrán con una buena parada de Loria fue lo más destacable. Pero mientras los delanteros españoles cuchareaban en ataque, una contra local acabó en los pies de Kvaratskhelia, que la clavó en la red con un zurdazo. Malas sensaciones, peor resultado.

España es una constelación de promesas, jugadores con talento, pero sin oficio ni gol. No hay un solo jugador desequilibrante. No hay un Mbappé o un Haaland, pero es que ni siquiera hay un Kane, un Rashford, un Lukaku y evidentemente no hay un Lewandowski. Pero lo realmente preocupante, es que tampoco tenemos equipos. No hay un once contrastado ni una forma de jugar definida. España no tiene identidad futbolística y depende de los jugadores que elija Luis Enrique en cada partido. Sin automatismos, ni ofensivos ni defensivos, se abandona todo a la inspiración de cada futbolista. Y eso ante selecciones perfectamente ensambladas, con los roles muy definidios, España queda neutralizada. Una de esas acometidas individuales, en este caso de Jordi Alba, provocó un centro al que no llegó Morata, pero apareció por detrás Ferrán y se lanzó para empatar el partido. La necesidad había espoleado a España y el partido se había acercado a las inmediaciones del área local. Luis Enrique afilaba los carriles con Dani Olmo dejando a Alba llegar por fuera y Marcos Llorente empujando a los carriles interiores a Ferrán. Pero la segunda parte era un quiero y no puedo. Hasta que en el descuento Dani Olmo vio adelantado al portero local y le pegó un zapatazo que daba un sufrido triunfo a Espala y rescataba a un Luis Enrique abiertamente cuestonado a estas alturas.