EUROCOPA 2021 I El Análisis: Súbanse al Titanic, que aún queda sitio al fondo

La alegría de la clasificación no puede esconder la mediocridad de una selección que no fue capaz de doblegar a un rival diezmado por los contratiempos. Suiza saltó al campo sin su estrella y mariscal de campo, Xhaka. baja por amonestaciones a la que sumó a los pocos minutos de partido la de Embolo, su delantero más desequilibrante, por lesión muscular. A esas alturas, los helvéticos ya se habían metido un gol en propia puerta que adelantaba a España cuando Zakaría, relevo de Xhaka, desviaba un disparo inocente de Jordi Alba. A eso se sumó que en el minuto 76 Freuler fue expulsado por una áspera entrada y Petkovic terminó retirando a Shaqiri, tras marcar su gol, y a Seferovic, bigoleador ante Francia. Así que los suizos disputaron la prórroga sin Xhaka, Embolo, Freuler, Shaqiri y Seferovic. Que es mucho decir.

Jamás tendrá España un rival tan castigado por las circunstancias. Pero ni aún así se impuso una selección que se fue desinflando con el paso de los minutos, hasta meter a Suiza de nuevo en el partido. Cada centro al área, y esto es algo que desafortunadamente se repite durante toda la Eurocopa, era rematado por un delantero rival. Los suizos se fueron animando afetrrados al balón parado y terminaron marcando en otro error grosero de los centrales españoles en una jugada en la que quedaron retratados Pau Torres y Laporte por ser demasiado blandos. Imposible no pensar en Sergio Ramos o Raúl Albiol en ese lance.

Pero si en defensa es un equipo muy vulnerable, en ataque es un equipo plano y demasiado errático. A medida que pasaban los minutos la selección se iba achicando y no hubo soluciones desde el banquillo. Luis Enrique estaba bloqueado y no era capaz de modificar el curso del partido con sus cambios. El asturiano se ha caracterizado por una gestión caótica durante toda la Eurocopa, escudado en la excusa de la fuerza del grupo. Ante Suiza terminamos viendo a Marcos Llorente como mediocampista, donde ha brillado en el Atlético, cuando Luis Enrique apostó por alinearlo de lateral en los partidos iniciales. Además, con Suiza embotellada, Adama Traoré, el jugador señalado por el propio selecionador para desastascar los partidos cerrados, se quedó en el banquillo. Por no hablar de Thiago, al que solo le dio ocho minutos para rescatar a España de los penaltis, algo que no debió ocurrir nunca ante un rival que jugó 45 minutos en inferioridad.

Finalmente, para la tanda de penaltis sacó a Rodri por Pedri en los instantes finales de la prórroga, con lo que terminaron desfilando por los once metros jugadores como Busquets o el propio Rodri. El primero solo tiró uno en su carrera, con España en Brasil en las semifinales de la Confederaciones ante Italia, y su gol clasificó a España para la final. De Rodri se tenía noticia de que esta temporada lanzó uno y ni a Guardiola le quedó buen recuerdo de aquello.

Sea como fuere, España está en semifinales y se puede decir que esta selección ya engancha, pero por épica, no por su juego ni por su propuesta. Un equipo que ha llegado a semifin ales ganando un partido de cinco en los noventa minutos de tiempo reglamentario. Más allá de la alegría de la clasificación no se puede ni debe obviar la mediocridad de una selección a la que la suerte está favoreciendo como nunca. Y es esta la principal razón que invita a pensar que España es seria candidato al título: su flor. Porque nunca llegó tan lejos jugando tan mal. Así que vayan subiendo al barco, en este caso el Titanic, que aún queda sitio al fondo. Y ya veremos si aparece el iceberg o no.