Los viernes de Iván Castelló: Entran 32 y sólo resistirá uno, la Cúpula del Trueno ya está aquí

Sólo ocho campeones después (Uruguay, Italia, Alemania Federal, Brasil, Inglaterra, Argentina, Francia y España), este Mundial no parece dar mucha ‘chance’ a otro que no haya catado antes el éxtasis de ganarlo. Países Bajos, quizás, es la que falta al banquete de los campeones emulando en su infortunio mundialista al Atlético de Madrid, tres finales de Champions no ganadas, tres finales mundiales sin éxito para la ‘Oranje’. O Croacia, avejentada subcampeona, o Portugal, aunque en plena decadencia de Cristiano Ronaldo y decepción máxima de Joao Félix no parezca capaz en estos momentos de sorprender como en la Eurocopa de 2016.

Todos, menos Italia (qué ´bel cantada’), estarán en una cita qatarí que, de otro lado, es la máxima expresión del mundo de desigualdades en el que sobrevivimos. El opulento explotando al trabajador hasta límites inhumanos, según todos los indicios denunciados, en la construcción de estadios e instalaciones mundialistas en Qatar.

Ello bajo el manto de supuesta corrupción que de tanto existir ya ni sorprende y que también afecta de lleno en lo local a un personaje, Luis Rubiales, decidido pese a todo a liderar a la selección de Luis Enrique. Ya le salió mal el Mundial ruso, con el escándalo Lopetegui antes de empezar. Ahora no habrá motín previo pero sí un Luis Enrique ‘streamer’ para continuar por otros medios su guerra personal con lo que más repelús la da, la prensa.

Así que solo queda ya que ruede el balón y que, al menos, desde la vieja Europa, con selecciones como Países Bajos, Inglaterra o Alemania, denuncien con pequeños pero apreciables gestos la concesión de la Copa del Mundo a un país injusto por definición como es Qatar con sus manifiestas desconsideraciones con los derechos humanos y que ha comprado esto por la vía rápida de lo que más gusta en el primer mundo: el dinero.