Opinión | Los jueves de Luis Villarejo: Futbolistas, la gran industria de España

Luis de la Fuente le da a la manivela de fabricar jugadores y suben de tres en tres a la selección de Luis Enrique. Sergio Gómez es un chaval que juega en el Anderlecht, clandestino en el fútbol español hasta la fecha. Como la gran mayoría de adolescentes salen de La Masía, del vivero del FC Barcelona, y por lo visto en los últimos años, igual que nacen, se van de Barcelona, porque no caben todos en el filial. La explosión de Sergio Gómez, con una salida al Borussia de Dortmund, antes de llegar a Bélgica, es una más en la generación emergente que arrasa en España.

Yeremy Pino, Gavi, Nico, Bryan Gil, Ferran Torres. La cadena de jugadores que se asoman a la elite desde la sub ´21 es inagotable e interminable. Desde Sergio Gómez, que tiene un guante en la zurda y un pase interior demoledor, a Rodri, un mediocentro de fuste que va avisando de su jerarquía en el Real Betis, España puede presumir en la actualidad de contar con la mejor academia del mundo en Las Rozas.

El público y el periodismo deportivo anda asombrado. Ven nacer futbolistas nuevos cada mes, alguno como en el caso de Yeremy incluso no acaba de escribirse bien por ser novedad. Pero a los entrenadores de las selecciones inferiores no les sorprende nada. Dibujan una hoja de ruta a los jugadores desde los 16 años y se asoma ahora otra nueva hornada de jerarquía que va a seguir dando frutos.

Cuenta Ferran Adriá en su último documental en Movistar que en la fase creativa, en la cocina, no se corre. El I + D creativo no necesita urgencias. No es un servicio más, una comanda que cumplir, el arte en la cocina se plasma sin correr. El movimiento slow es determinante para alcanzar el éxito. En esa sintonía se expresa Emilio Butragueño. Él cuenta por ejemplo que en él área no se corre. Ahí esta prohibido correr. Hay que pararse.

Y ese sentido del análisis, de la maduración, de la estrategia, trabaja la selección española en Las Rozas, con un laboratorio serio, científico que permite a Luis de la Fuente lanzar una colección contínua de futbolistas a la fama del equipo absoluto.

El éxito de este trasvase está en las federaciones autonómicas, que desde los 15 años, hacen el primer gran filtro. Pero llama la atención que muchos de los futbolistas salen enseguida de España, motivo por el que el radar de los técnicos se extiende en Europa con una labor rastreo permanente. El caso del portero del Brighton, Robert Sánchez es relevante. Lejos del manual habitual, el cuerpo técnico de Luis Enrique ha sabido descubrir un guardameta determinante.

La crisis del COVID ha cambiado el mercado. Los clubes ponen en el campo a niños futbolistas. Comenzamos a ver escenarios que antes sólo se veían en Argentina, donde críos sin apenas minutos en Primera división, cruzaban el charco a las primeras de cambio para probar suerte en Europa. Higuaín, Kun Agüero, aterrizaron en su día con menos de veinte años.

No está mal clonar el modelo argentino. La eclosión de juveniles en la selección española va a crear un efecto mimético en el fútbol español. Todo club que se precie, al ver el panorama, quiere encontrar un Ansu Fati, un Yeremy Pino del Villarreal que desborde, que limpie jugadores. Lo veremos. Al tiempo.

Las nuevas incorporaciones saltan las vallas de dos en dos. Se comen generaciones intermedias. Y por fin, seguramente por estar a la moda, van a surgir chicos que echen la puerta abajo y desplacen a una pléyade de veteranos de 40 años, que estaban prologando sus carreras profesionales por la falta de empuje de la generación de aquellos nacidos a partir del 2003.