Blog Murciego: Eternamente, Petra

Todo lo que rodea a Petra Kvitova está envuelto de cierto romanticismo. Sin llegar a ser una jugadora de otra época, la checa puede presumir este lunes de ser la única treintañera con los pies en el top10, un premio que ha obtenido después de levantar por primera vez el título del Miami Open. Curiosamente, torneo en el que nunca antes había superado la ronda de los cuartos de final en 12 participaciones. Sirva este ejemplo para definir la trayectoria de una mujer revolucionaria, sorprendente, capaz de firmar unos números de leyenda pese a haber pecado siempre de irregular. Una personalidad tranquila, natural, alejada de las redes sociales y todo el ruido que eso conlleva. En definitiva, una chica normal. Que alguien como Petra siga teniendo éxito simboliza lo que todos los de su generación pensamos: lo bueno, si añejo, dos veces bueno.

La trayectoria de Kvitova se puede resumir con dos claras premisas: fracaso cuando hay expectativa, gloria cuando no la hay. Por lo que sea, la de Bilovec no ha sabido responder siempre ante la presión del circuito, de las giras o de su propio momento de forma, ese que tantas veces rozó lo exquisito. Del mismo modo, nadie como ella para renacer de sus cenizas una y otra vez, para levantar la mano cada vez que dejamos de verla como una rival peligrosa, recordándonos lo efectivo que resulta una herida en el orgullo para que el ser humano reaccione. Seguramente su nombre no estuviera en las quinielas de este Miami Open, ni siquiera una vez alcanzada la final. ¿Cómo iba a vencer a Rybakina, la tenista del momento, y con el Sunshine Double a un paso de la kazaja? Pues ya lo ven, por enésima ocasión hemos aprendido que jamás podemos dudar de las capacidades de estos grandes campeones, aunque por dentro sepamos que volveremos a caer en el error.

Ahora su ficha nos muestra un total de 30 títulos individuales, obtenidos en 41 finales disputadas. Entre ellos, un par de coronas en Wimbledon, un torneo de maestras, nueve torneos de WTA 1000, un bronce olímpico o seis trofeos de la Billie Jean King Cup. En cuanto a ranking se quedó dos veces a un paso de tocar el Nº1, recompensa de la que le privó Serena Williams hace una década y Naomi Osaka hace unos años. Por supuesto que hubiera sido la guinda de un pastel al que ya no le caben más plantas, el dulce que la hubiera situado directamente al mismo nivel que otras como Caroline Wozniacki, Simona Halep o la propia Maria Sharapova, aunque seguro que, si nos sentamos a razonar las victorias de unas y otras, podemos llegar a un acuerdo. ¿Qué más necesita hacer la checa para que haya unanimidad a la hora de verla como una de las mejores de su generación? Si por lógica no os convence, quizá haya que recurrir al corazón.

Diciembre de 2016, un indeseable entra en el hogar de nuestra protagonista con la intención de asaltar la propiedad, pero allí se encuentra con la doble campeona de Grand Slam, quien no duda en defenderse como puede. El desenlace es trágico: varios cortes en los dedos de su mano izquierda y una carrera pendiente de un hilo, un bisturí y una operación límite. La retirada parecía la opción más real, pero para tumbar el espíritu de los grandes campeones no basta con un cuchillo de cocina. Meses después, Petra regresó a la competición para confirmar que todavía le quedaba cuerda y seguir coleccionando algunos récords que le faltaban por copar. El de este domingo, por ejemplo, le sirve para situarse como la segunda jugadora en activo con más trofeos individuales (30), solo por detrás de Venus Williams (49). Veinte fueron en cemento, cinco en tierra batida y cinco en hierba. El primero lo conquistó con 19 años y el último –de momento– lo ha capturado con 33. Si hubiera una palabra para definir a esta superviviente, sin duda, sería vigencia.

Antes de la final leí que Elena no había perdido ningún tiebreak en lo que iba de temporada. Yo iba break arriba, 5-4, pensaba que lo iba a sacar adelante, pero llegamos el tiebreak”, resumió Kvitova en la rueda de prensa posterior a su victoria, subrayando el peligro que tenía enfrentarse a Rybakina en ese contexto. “Me dije a mí misma que ella tendría que perder algún tiebreak en algún momento, así que iba a intentarlo. Entonces me metió tres saques directos, fue una locura, ahí me di cuenta de que no sería nada fácil”. Pero la checa lo hizo, se llevó un desempate de 30 puntos (16-14) para luego barrer psicológicamente a la kazaja en el tercer asalto. “Creo que estoy jugando un buen tenis desde el principio del año, pero no había llegado lejos en ningún torneo. Me tomo de manera positiva que todavía puedo competir con las mejores, la arcilla espera a la vuelta de la esquina y luego vendrá la hierba. Me he demostrado que, incluso a mi edad, todavía puedo ganar un gran torneo”.

Su aterrizaje de vuelta en el top10 sirve para agitar un poco el avispero de las veteranas, ligeramente apagado desde la marcha de las hermanas Williams. Por supuesto que su objetivo no es atrapar a Iga Swiatek, ni ser tan regular como Aryna Sabalenka, ni meter tantos saques directos como Elena Rybakina. Su pizarra hace tiempo que no marca estas jugadas, ahora toca cambiarlas por un mayor disfrute del circuito, un calendario enfocado a las grandes citas y un plan mental para prolongar esta aventura el mayor tiempo posible. En el baile de campeonas que todavía no cumplieron los 25 años de edad, aún queda espacio para una clásica de nuestros tiempos, para la primer tenista –hombre o mujer– nacida en la década de los 90 capaz de levantar un Grand Slam. Con ese hito ya le sirve para cruzar la puerta de la eternidad, aunque Petra todavía tiene marcha para escribir algunas páginas más.