La opinión de Fernando Ruiz: Pablo Laso, el hombre que refundó el Real Madrid

Era la madrugada del sábado al domingo, horas después de dirigir al equipo en el segundo partido de las semifinales de la Liga Endesa contra Baskonia, cuando Pablo entraba por su propio pie en el Hospital Sanitas de la Moraleja tras sentir que algo no funcionaba bien a la altura del pecho. Un infarto. Susto mayúsculo, pero situación controlada.

De ahí al final de Liga, recuperación paso a paso, algunos entrenamientos dirigidos durante la serie final contra el Barça y cariño infinito por parte de plantilla, público y rivales en su aparición en el WiZink en el cuarto y decisivo partido ante el conjunto de Jasikevicius. Sergio Llull, en un gesto espectacular, le cedía los honores a Laso, que levantaba su título número 22, igualando a Lolo Sainz. A tan solo 3 de Pedro Ferrandiz. Palabras mayores.

El tiempo parece volar. Hace 11 años y 5 días, Laso era presentado como nuevo entrenador del Real Madrid. Muy pocos creían entonces en él. 2 Euroligas, 6 Ligas, 6 Copas, 1 Copa Intercontinental y 7 Supercopas más tarde, Pablo es una leyenda del club. Los números son los que son, sobresalientes. Es lo menos importante en el legado del entrenador vitoriano. La verdadera trascendencia de Pablo Laso Biurrun es haber recuperado el baloncesto como una de las más espectaculares ofertas de ocio, de una ciudad tan complicada como Madrid, donde la oferta es tan vasta, que cuesta elegir.

La conexión del equipo con la grada, emocionante a más no poder, se ha asemejado a un torbellino de emociones irrefrenable. Lágrimas de emoción, risas, abrazos con el del asiento de al lado… la esencia misma del deporte. Y aunque en un club como el Real Madrid la victoria sea siempre el objetivo fundamental, hay veces en las que las emociones tienen tanto o más valor que un título.

Laso va a dejar el banquillo blanco, obligado por la decisión de los servicios médicos del club. Y en contra de su voluntad. Queda ahora por saber qué tipo de salida tendrá. El precedente Perasovic puede animar a Pablo a no cejar en su empeño de seguir como entrenador al máximo nivel. Buscar una segunda opinión y otro club con aspiraciones para seguir agarrado a la pizarra. Si esto no fuera posible, nada parece más lógico, justo y humano que club y entrenador sigan ligados durante muchos años, más allá del año que le queda de contrato. Lo contrario no se entendería bien. Estamos hablando de alguien que ha sido capaz de resucitar una sección que andaba a la deriva, buscando el sitio perdido en el mundo del basket europeo. Estamos hablando de Pablo Laso, una leyenda blanca.